ALFONSO RUIZ PÁRRAGA – centrocampista Real Madrid, nació el 18 de septiembre de 1964 en Madrid, España, en una familia apasionada por el fútbol. Desde una edad temprana, el deporte rey cautivó su corazón, llevándolo hacia la icónica camiseta blanca del Real Madrid.
Desde niño, Alfonso encontró su primer contacto con el fútbol competitivo en el Torneo Social del Real Madrid. Fue aquí, en medio del vibrante ambiente del Santiago Bernabéu, donde su pasión por el deporte se encendió. Los ecos de la multitud y la energía del estadio alimentaron sus sueños de algún día pisar el campo como jugador profesional.
En 1977, a la edad de trece años, Ruíz pisó los sagrados terrenos del Real Madrid como parte del equipo Alevín. A pesar de su juventud, su talento crudo y su dedicación eran evidentes para todos los que lo veían jugar. Con cada partido, perfeccionaba sus habilidades, inspirándose en los legendarios jugadores que lo habían precedido.
El año siguiente vio la progresión de Ruíz al equipo Infantil B, donde continuó floreciendo bajo la tutela de entrenadores experimentados. Su velocidad, agilidad y perspicacia táctica lo destacaron en el campo, ganándole el reconocimiento como uno de los jugadores más destacados de su grupo de edad.
Para 1979, Ruíz había ascendido a las filas del equipo Infantil A, un honor y un desafío a la vez, ya que competía contra el mejor talento joven del país. Sin embargo, con cada partido, demostraba ser digno de llevar la emblemática camiseta blanca, dejando a los espectadores maravillados por su talento natural.
Al ingresar a la adolescencia, la trayectoria de Ruíz con el Real Madrid continuó, progresando al equipo Juvenil B en 1980. Aquí, enfrentó una oposición más difícil y mayores expectativas, pero abordó cada partido con determinación y una ética de trabajo implacable.
En 1981, Alfonso dio el siguiente paso en su odisea futbolística, uniéndose al Castilla Juvenil B, el equipo filial del Real Madrid. Esto marcó un hito significativo en su carrera, ya que entrenaba junto a algunos de los talentos jóvenes más prometedores del club. Bajo la atenta mirada de sus entrenadores, perfeccionó su técnica y profundizó su comprensión del juego, sentando las bases para futuros éxitos.
A lo largo de su tiempo en el sistema juvenil del Real Madrid, Alfonso Ruíz Párraga se mantuvo firme en su búsqueda de la excelencia. Su viaje desde el Torneo Social hasta las filas del Castilla fue un testimonio de su pasión inquebrantable, su resistencia y su dedicación inquebrantable al hermoso juego. Y aunque su camino estaría lleno de desafíos y contratiempos, una cosa era segura: Alfonso estaba destinado a dejar una marca indeleble en el mundo del fútbol.